Morir para vivir

Todos nos consumimos con nosotros mismos, a veces ni siquiera somos conscientes de ello. Aprendemos desde muy joven que la vida se trata de ganar y de impresionar. Recogemos que nuestro valor y el valor vienen de lo bueno, lo inteligente y lo hábil que somos. Así que torcer las cosas a nuestro favor, lo que nos parezca que tenemos todo junto. Cada día tenemos la elección para apuntalar estas falsas ideas acerca de nosotros mismos o de dejar de ellos. Jesús invita a estas partes de nosotros a morir, las partes de nosotros que nos hablan de nuestro valor proviene de las cosas que decimos y hacemos. Tal vez es sólo cuando dejamos que estas cosas mueren, que realmente comenzamos a vivir.