Daniel en el foso de los leones (1968)

Daniel no había hecho nada mal, entonces sus enemigos le pusieron una trampa. Persuadieron al rey Darío a firmar una orden que la gente solo podrían orar al rey. Cualquier que no lo haría sería echado al foso de los leones. Daniel siguió alabando a Dios y no al rey auque había este decreto. Tres veces al día fue a su casa y en la ventana del piso de arriba que era del lado de Jerusalén, oró. Sus enemigos fueron a su casa y lo cacharon orando y dijeron al rey. El rey estaba enojado, pero según la ley, tenía que imponer las consecuencias a Daniel.