SERIE SANIDAD DE ENFERMOS Sanidad por medio de la Cena del Señor


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SECCIÓN D5: SERIE SOBRE SANIDAD



Capítulo 2: Sanidad por medio del Cena del Señor


SANIDAD A TRAVÉS DE LA CENA DEL SEÑOR

En 1Co 11:23-32 vemos claramente que la participación digna de la Cena del Señor, trae como resultado la sanidad y la buena salud.

Pablo mantiene que la participación indigna provocó la muerte prematura de algunos de los miembros de la iglesia de Corinto y que otros se enfermaran. “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen” (v 30). Por consiguiente, vemos que si participamos de la Santa Cena dignamente, disfrutaremos de buena salud. Examinemos juntos este asunto de suma importancia.

1. La Cena del Señor Tipifica La Comida De La Pascua

Cuando Jesús instituyó la Santa Cena o Comunión por primera vez, fue en el tiempo de la celebración de la Pascua (Mt 26:19). Los discípulos que se reunieron a Su alrededor aquella noche, estaban vivamente conscientes de las implicaciones de aquella comida o cena.

Sabían que simbolizaba la pascua original que el pueblo de Dios celebró unos 1,500 años antes. Recordaban el pacto que Dios había hecho con sus padres. Dios había sacado a sus antepasados fuera de Egipto en la primera Pascua.

Ellos experimentaron una liberación gloriosa de la esclavitud egipcia bajo la poderosa mano del Todopoderoso.

La cena original de la Pascua constaba de cordero asado y de pan sin levadura. La sangre de aquel cordero había sido aplicada a los dinteles y jambas de las puertas de las casas israelitas. Aquella sangre era una señal para Dios. “...y veré la sangre y pasaré de vosotros...” (Ex 12:13), les dijo Él. Ellos salieron a través de aquellas puertas teñidas de sangre hacia la libertad de la salvación. La sangre tipificaba su redención. Dios les dijo además que asaran un cordero con hierbas y que se lo comieran todo antes de comenzar el viaje hacia la libertad.

Esta cena alimenticia fortalecería sus cuerpos para la ardua jornada que les esperaba. Esto les proporcionaría fuerzas físicas. “...y no hubo en sus tribus enfermo” (Sal 105:37). Así que, la cena de la Pascua fue para salvación, salud y sanidad.

2. La Cena del Señor: Un Nuevo Pacto

A medida que Jesús compartía el pan y el vino con Sus discípulos aquella noche, estaba haciendo un Nuevo Pacto con ellos. El vino simbolizaba Su sangre, que iba a ser derramada pronto por su salvación. El pan tipificaba al cordero de pascua que sería ingerido para salud y fortaleza física.

Pablo comparte algunos principios significativos en relación con nuestra participación de la Santa Cena (Comunión).

a. La Cena del Señor Es Para Recordar A Jesús. Jesús dijo: “…haced esto en memoria de mí” (1 Co 11:24). Mientras el Hijo de Dios se sentaba a la mesa con Sus discípulos aquella noche, era la misma personificación de la perfección humana. Satanás había tratado de atacarle, destruirle y seducirle durante toda Su vida (Mt 4:1-11).

Estoy seguro de que el diablo intentó poner sobre Su cuerpo horribles enfermedades. Jesús tenía contacto con muchas personas con aflicciones contagiosas durante Su ministerio. Estoy seguro que Satanás procuró por todos los medios de contagiarle con éstas. Pero cada esfuerzo del enemigo fracasó miserablemente.

Al finalizar Su ministerio terrenal, Jesús pudo decir: “porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Jn 14:30). A pesar de todos los esfuerzos que hizo el diablo, allí estaba Jesús sentado ante su presencia, robusto y lleno de salud.

Un perfecto espécimen de la masculinidad, Jesús les estaba diciendo: “Cuando ustedes vuelvan a celebrar esta cena en el futuro, piensen en mí. Consideren mi persona en sus mentes como me ven esta noche, saludable y fuerte, preservado por el poder de Dios, guardado de todo mal y de toda enfermedad por la protección y providencia del Padre. Comprendan que Él desea que ustedes también disfruten de buena salud y fortaleza”.

b. La Cena del Señor Es Para Anunciar Su Muerte. Mientras Jesús pasaba el pan y el vino entre Sus discípulos, les dijo: 1 Co 11:24-26.

En su sentido más profundo, la Santa Comunión es una celebración. Por supuesto que es acompañada de alguna tristeza a medida que recordamos que por nuestros pecados sufrió tanto cuando le crucificaron en la cruz. No obstante, cuando meditamos en la muerte de Cristo, no podemos permanecer tristes por mucho tiempo.

El Calvario no fue una derrota, sino más bien su triunfo más excelso sobre el pecado. Hebreos 2:14 nos dice: “…él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. Cuando celebramos tal victoria, nos regocijamos recordando que Jesús compró nuestra perfecta libertad del pecado y todos sus efectos infernales. Él nos libró de Satanás y de toda suerte de maleficio que desee enviar sobre nosotros. Jesús nos restauró todo lo que Adán perdió. Somos perfectos en Cristo (Col 2:10). Nos ha llevado a la plenitud a través de Su victoria triunfal.

c. La Cena del Señor Es Para Discernir Su Cuerpo. Aquí radica el punto crucial de todo el asunto. Es un fracaso creer que hemos discernido Su cuerpo debidamente cuando celebramos la Santa Comunión y, después notar que diversos cristianos se han enfermado (1 Co 11:27-32). Así que, ¿cuál es el significado de la expresión discernir el Cuerpo de Cristo?

1) Su Cuerpo Era Saludable. Primeramente, significa entender que Su cuerpo era saludable y fuerte, y que Dios desea que nosotros también disfrutemos de esa misma clase de salud.

2) El Pan Representa El Cuerpo Del Señor. En segundo lugar, debemos entender que cuando comemos el pan, éste, representa el Cuerpo del Señor. (1 Co 11:24). Inherente a este acto está la vida, la salud y la fortaleza de Cristo. Debemos comer por fe, apropiándonos de la medida y calidad de salud que reside en Él.

3) La Iglesia Es El Cuerpo De Cristo. En tercer lugar, debemos discernir el cuerpo místico de Cristo. Yo creo que este es el aspecto más profundo y significativo. Este es el punto en el cual la mayoría de los cristianos fracasan.

Pablo llama a toda la Iglesia el Cuerpo de Cristo (Ef 1:22, 23). Toda persona que ha nacido de nuevo es miembro de tal cuerpo. A medida que discernimos nuestra relación con Cristo, así debemos reconocer nuestra relación con cada hijo de Dios. Si somos negligentes en tal asunto, es como “comer y beber indignamente” durante la Santa Cena. Participar de la Comunión y rehusar el reconocimiento correspondiente de la singularidad del cuerpo místico del Señor, es como participar indignamente. Haga el favor de notar que el término “indignamente” es un adverbio que describe la manera en que ‘hacemos’ algo. No se refiere a la dignidad o indignidad de la persona de por sí, sino más bien a si el acto de participar de la Comunión es realizado de manera digna o indigna.

Hay tanta sanidad como limpieza en la mesa del Señor. Debemos celebrar esta cena regularmente y de manera digna, discerniendo debidamente el Cuerpo del Señor. Al así hacerlo, de seguro que disfrutaremos de las gloriosas bendiciones de la sanidad divina en espíritu, alma y cuerpo.