SERIE El bautismo y los dones CAPITULO 2 El Espíritu Santo y el Creyente


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Capítulo 2
El Espíritu Santo Y El Creyente
Basado en la Sección D.1 del Cayado del Pastor

A. EL ESPÍRITU SANTO AYUDA AL CREYENTE
La salvación (el hecho de haber nacido de nuevo) es la primera obra del Espíritu en nuestras vidas. El segundo propósito del Espíritu al venir a nuestro interior, es otorgarnos poder para vivir vidas santas y para el servicio.
1. Para Llevarnos Al Conocimiento De La Salvación
a. El Trae Convicción (Jn 16:8-11). Un aspecto importante de la obra del Espíritu Santo es producir convicción, reprender y convencer a los inconversos de pecado, de justicia y de juicio.
Sin la obra de convicción del Espíritu, ignoraríamos nuestra condición pecaminosa y perdida.
Él nos hace conscientes de la contaminación del pecado, de cuán cortos nos quedamos en la norma de justicia de Dios, y del horrible juicio que le espera a cada pecador.
b. El Produce Conversión Y Regeneración. Regeneración significa volver a nacer espiritualmente, renovación espiritual y restauración. Tit 3:5; Ef 2:1; Jn 6:63.
c. Él Nos Libera Del Poder Del Pecado Y De La Muerte, A Fin De Que Seamos Santos. Ro 8:2.
d. Él Nos Da Una Seguridad Interna De Nuestra Salvación. Ro 8:16; 1Jn 5:6; 1Jn 5:8.
2. Para Darnos Poder Para La Vida Santa
a. Él nos Guía a Toda Verdad. Jn 16:13.
b. Él nos enseña todas las Cosas. Jn 14:26; 1Jn 2:27
c. Él Da Vida A Nuestros Cuerpos Físicos. Ro 8:11.
El término “mortal” significa “destinado a la muerte”, y se refiere a nuestros cuerpos físicos. El Espíritu imparte vida. Por consiguiente, la promesa de esta Escritura es ésta: Cuando el Espíritu mora en nosotros, nos imparte vida, fuerzas, salud y vigor a nuestros cuerpos. El vivir en el Espíritu es un ejercicio que promueve la salud. Esto aumentará nuestra fuerza física y nuestra longevidad de vida.
d. Él Nos otorga Poder Para El Servicio. Hch 1:8.
Jesús usó el término griego “dunamis” (traducido como “poder”), del cual derivamos nuestra palabra “dínamo”. Un dínamo es una máquina que genera un suministro de energía consistente y continua.
Así que, el poder del Espíritu dentro de nosotros genera poder o energías que nos capacitan para ser testigos (mártires) para Cristo.
No sólo estamos capacitados para llevar el testimonio de Jesús, sino que también somos testigos de Él.
e. El Reviste De Poder Nuestras Oraciones. Jd 20; Ef 6:18; Ro 8:26, 27.
f. Él Inspira La Alabanza Y La Adoración a Dios. (Hch 2:11; Hch 10:46; Fil 3:3; Ef 5:18,19; Jn 4:24).
g. Él Produce El Fruto Del Espíritu En La Vida Del Creyente. (Ga 5:22, 23).
El fruto del Espíritu no puede ser producido por el hombre natural, sin importar cuan refinado o educado pueda ser. El carácter de Dios es visto en nosotros únicamente cuando Dios en el Espíritu Santo vive en nosotros los que creemos.

B. RECIBIENDO EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
1. Usted Debe Recibir A Cristo Como Su Salvador
La primera calificación necesaria para ser un candidato para el Bautismo en el Espíritu, es que usted haya recibido a Jesucristo como su Salvador. Si usted es un hijo de Dios, entonces, puede recibir el Bautismo en el Espíritu Santo.
2. Usted Deberá Desear La Bendición
El segundo requisito, es que usted debe desear profundamente esta bendición. Jesús expresó esto de la siguiente manera: (Jn 7:37). ¿Está usted sediento del agua del Espíritu? Si lo está, entonces, usted deberá venir a Jesús y tomar. Es tan simple como eso.
Recuerde que usted no tiene que ganarse esta bendición. Si tuviera que ganarla, entonces, ya no sería el “don” del Espíritu Santo (Hch 2:38). Usted jamás podría ganar o merecer esta maravillosa bendición, ni tampoco tiene que hacerlo, pues es suya como un don gratuito.
3. Cuatro Palabras Simples
Desearía sugerir cuatro pequeñas palabras que podrían capacitarle para recibir esta preciosa bendición. Estas son las siguientes: RENUNCIE, RELÁJESE, RECIBA, RESPONDA. Examinémoslas brevemente.
a. Renuncie. Pablo escribió a los conversos en la perversa ciudad de Corinto: 2Co 4:2;
La palabra griega apeipomen, traducida renunciar, significa “no reconocer, separar y apartarse completamente de”.
“Antes bien, renunciamos a lo oculto [escondido, privado, interno, secreto] y vergonzoso...”.
A la luz de lo expuesto anteriormente, es importante estar seguros de que nos hemos arrepentido completamente (apartado) de todo pecado conocido, especialmente los pecados que envuelvan a la brujería, adoración de los antepasados, adoración de ídolos, encantamiento, leer las cartas, hojas de té, adivinaciones, amuletos, y cosas semejantes.
La Biblia dice que Dios ha dado “el Espíritu Santo... a los que le obedecen” (Hch 5:32). Dios nos ordena que renunciemos y nos separemos completamente de lo oculto, secreto, deshonesto, de las cosas que son deshonrosas, cuando le pedimos que nos llene de Su SANTO Espíritu.
Hch 19:18, 19. Este es el primer paso importante.
Diga la siguiente oración al Señor: “Padre santo, renuncio (nombre las siguientes cosas que haya hecho y otras aplicables a su vida): la brujería, adoración de los antepasados, adoración de los ídolos, encantamiento, la lectura de las cartas, hojas de té, adivinaciones, encantos, amuletos y cosas parecidas”.
b. Relájese. Muchas veces las personas se ponen demasiado tensas cuando llega el momento de recibir el Espíritu Santo. No hay necesidad de que tal cosa suceda. Esto, en lugar de ayudarle, se lo impedirá.
Primero, permítame animarle a relajarse. Relájese físicamente, esto le ayudará a relajarse espiritual y emocionalmente. Por qué no, siéntese en algún lugar cómodo. Los discípulos estaban sentados en el Día de Pentecostés (Hch 2:2). Por lo tanto, esa es una buena postura para recibir el Espíritu. Siéntese reposadamente. Está en buenas manos, las manos de Jesús. Él es quien bautiza con el Espíritu.
c. Reciba. Sería bueno que ahora mismo usted le pidiera a Jesús que le bautizara en el Espíritu, la Biblia dice: “…vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc 11:13). Pida simplemente con quietud y fe.
No comience a implorar. No tiene que dar gritos ni quejidos. Si la acción del Espíritu Santo le indica a hacerlo, no hay nada que se lo prohíba. No obstante, algunos desarrollan hábitos espirituales que se los impide. Jesús está cerca de usted. Él le bautizará en Su Espíritu si usted permanece relajado o calmado y le permite que lo haga. Él puede escuchar su oración.
Cuando le haya pedido quedamente en oración que le llene con el Espíritu, entonces, deberá creer en fe que Él ha contestado su oración y RECIBIRÁ EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU POR FE.
Recuerde que el Espíritu Santo ya mora, vive, está dentro de usted. No es que el Espíritu venga desde afuera a su vida, ya lo tiene. El bautismo en el Espíritu Santo consiste en recibir una manifestación del Espíritu, alguna de las siete: hablar en lenguas, adorar a Dios, algún don sobrenatural, anhelo por la santidad, amor por los perdidos, anhelo de conocer las Escrituras, deseo de ayudar a los necesitados.
Hágalo por fe. “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Mr 11:24). Usted está haciendo eso por fe.
Recuerde, no son sensaciones. Puede que no esté sintiendo alguna reacción emocional. Esto no es una experiencia emocional, sino más bien espiritual. Puede que haya un acompañamiento emocional o puede que no. Si lo hay, manténgase relajado y disfrútela. Si no la hay, no se preocupe. Las emociones son erráticas e indignas de confianza. Lo importante no es lo que usted sienta, sino lo que usted crea. Crea que ha recibido el Espíritu, ese es el primer paso.
A medida que lo hace, comience a expresarle a Dios alegres acciones de gracias y alabanzas por llenarle con el Espíritu Santo. Deje que su corazón se desborde en alabanzas a Dios, y continúe tomando cada vez más del Espíritu.
Tomemos como ejemplo el hablar en lenguas, que es la evidencia más visible, inmediata, sencilla y generalizada:
d. Responda. Ahora llegamos al cuarto paso: su respuesta al Espíritu, quien ya comenzó a llenar todo su ser interno. Cuando haga esto, hágalo desde su interior, con todo su corazón. La Biblia dice: “… y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch 2:4). Note esto: “...comenzaron a hablar...”. Ellos estaban controlando lo que hablaban. Esa es nuestra parte. Ellos usaron su voz, sus cuerdas vocales, sus labios y sus bocas. Note lo segundo: “...el Espíritu les daba que hablasen”. Esa es la parte que desempeña el Espíritu.
Cuando el Espíritu ejecuta Su parte, nosotros debemos RESPONDER haciendo la nuestra.
El hablar en lenguas es un milagro. Las palabras nos son dadas sobrenaturalmente por el Espíritu. Esto no significa que es difícil de hacer, simplemente significa que usted debe cooperar con Dios y hablar lo que el Espíritu le da que hable.
Esto es ilustrado por la historia de Pedro caminando sobre las aguas (Mt 14:29). Jesús llamó a Pedro: “¡Ven!”. Y luego dijo: “Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús”.
Cuando Pedro anduvo sobre las aguas del mar, él no estaba haciendo nada sobrenatural conscientemente. Él estaba caminando tan natural como si estuviera sobre terreno sólido. El milagro no era el mero hecho de caminar, sino el hecho de que no se hundía.
Eso mismo es lo que sucede cuando comenzamos a hablar en lenguas. Así como Pedro usó sus piernas y músculos para caminar, nosotros usamos nuestras lenguas y labios como siempre lo hacemos para hablar.
El milagro no está en el acto físico de hablar, sino en el lenguaje que se nos da para que hablemos. En otras palabras, el milagro no está en CÓMO habla usted, sino en QUÉ habla usted.
El hablar es un acto natural, así como lo es el andar. Cuando usted habla las palabras que le son dadas en otra lengua, la parte física de ello es tan natural como cuando usted ejerce los poderes de la oratoria en cualquier otro tiempo. El milagro ocurre cuando el Espíritu Santo da las palabras para hablar en una lengua que usted nunca ha aprendido y, posiblemente, jamás haya escuchado antes.
Debo enfatizar este asunto de la serenidad del hablar en lenguas. Cuando los niños reciben esta enseñanza, lo hacen con tanta facilidad; pero muchos adultos confrontan un problema en este punto, ellos lo hacen muy difícil para sí mismos. Ellos creen que es demasiado difícil hacer tal cosa.
Algunos se ponen tensos en lugar de permanecer serenos. Muchas personas son tan sinceras en su deseo de que no deberían ser ellos sino Dios. Pero es usted quien debe hablar, y el Espíritu quien debe dar las palabras o las lenguas. No permanezca sentado esperando que Dios tome control de sus cuerdas vocales y hable a través de sus labios. Haga su parte.
Haga el favor de notar de nuevo en hechos 2:4 que: “Ellos” (los discípulos), quienes “comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Ellos comenzaron a hablar.
Cuando usted comienza a hablar en lenguas, es USTED quien iniciará tal acción. USTED es quien hablará las palabras; pero el Espíritu Santo suministrará los sonidos, las palabras y las frases a su mente.
Éstas sonarán muy extrañas para usted. Son una lengua que usted nunca antes habrá escuchado, probablemente será una lengua angelical o celestial que sonará muy diferente a una terrenal que tal vez haya escuchado.
A medida que el Espíritu ponga tales palabras en su mente, háblelas confiadamente y sin temor. Inicialmente, quizás hablará varias palabras. Se va a encontrar repitiéndolas una y otra vez.
Simplemente haga eso mismo. Es como un niño que está aprendiendo a hablar un lenguaje celestial conferido por su Padre celestial.
Aun el Profeta Isaías describió este proceso: “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará…” (Is 28:11). Podemos comenzar tartamudeando, pero eventualmente más palabras vendrán.
Hablaremos cada vez mejor a medida que mejoremos en la práctica, así como los niños.
A medida que las diga con más valentía en fe, el Espíritu Santo aumentará su vocabulario. La fluidez de palabras aumentará hasta que ríos comenzarán a fluir desde su ser interior. (Jn 7:38).
Por lo tanto, determine que cuando aspire el Espíritu Santo, usted dará seguimiento a tal acto por medio de dar alabanzas a Dios.
Determine hacer eso con su voz, pero no con su lenguaje nativo. Espere que el Espíritu Santo le dé una nueva lengua en ese mismo momento, luego, por fe, comience a hablar ese nuevo lenguaje.
Puede que perciba un temblor en sus labios y que su boca se llene de palabras extrañas. Háblelas en voz alta. Una vez que comience a hablarlas, continúe hablando.
No se detenga, deje que sigan fluyendo. Entre más fluyan, más libre se sentirá. No se preocupe de como se escuchen o suenen; ese es asunto del Espíritu Santo. Él le dará el lenguaje particular que él desea que tenga. Puede que le otorgue otros lenguajes adicionales, pues es el Don de Lenguas (en plural: que significa más que una). A medida que continúa ejerciendo el Don de Lenguas, puede viajar de un lenguaje a otro, pues hay diversidad de lenguas (1Co 12:10).
Una vez que haya hablado en lenguas, entonces, puede ejercer este don cada vez que lo desee. Ello dependerá de su decisión e iniciativa. Pablo dice: “¿Qué, pues? ORARÉ con el espíritu, pero ORARÉ también con el entendimiento” (1 Co 14:15). Ya sea con el entendimiento o con el Espíritu, lo importante es que usted ORARÁ. Ponga en práctica esta habilidad todos los días y varias veces al día. Cada vez que lo haga, le bendecirá y le fortalecerá, pues Pablo nos dice: “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica…” (1 Co 14:4). Usted se edifica a sí mismo espiritualmente cada vez que ora y habla en un lenguaje nuevo. Este es un Don del Espíritu que edifica al que lo ejercita. Todas las demás manifestaciones del Espíritu son para la edificación de los demás. Pero ésta, en particular, es para capacitarle a usted para “edificarse sobre su santísima fe...” (Jd 20).

C. ¿QUÉ SUCEDE SI NO HABLO EN OTRAS LENGUAS?
A menudo, a pesar de pedirlo a Dios, algunos no experimentan el hablar en otras lenguas, a pesar de haberse relajado, rendido, recibido y respondido. ¡No se preocupe! El Espíritu Santo lo ha bautizado, y debe examinar cuál de las otras 6 manifestaciones ha recibido.
Si cuando abre su boca para hablar, en vez de que salga una lengua extraña, sale una adoración a Dios, palabras que exaltan a Dios, un cántico nuevo o una alabanza, ¡usted recibió la manifestación de la adoración! Comience desde hoy a adorar a Dios todos los días en todo momento.
Si lo que salió de su boca fue una palabra profética, una profecía o una declaración de las Escrituras, entonces usted ha comenzado a fluir en los dones espirituales y esa es la manifestación que recibió. Estudie sobre los dones y procure, ejercite los done espirituales hasta hallar el suyo propio. Los dones, como los ministerios, son dados por Dios de manera transitoria o permanente. Cuando nos los da transitoriamente únicamente los utilizamos cuando se presenta la necesidad, como el don de sanidad, solamente imponemos manos y sanamos enfermos cuando nos lo solicitan o vemos un enfermo, y no siempre veremos el milagro inmediato. Pero cuando es permanente, todos los días estaremos buscando enfermos para ponerles las manos y sanarlos y siempre veremos el milagro de la sanidad manifestado.
Si de su boca salieron palabras de consagración, de entrega, de devoción, de pureza, de pacto para dedicarse más a Dios y abandonar todo pecado y toda malicia, ¡entonces usted recibió la manifestación de la santidad! Procure desde ahora santificarse y apartar tiempos a solas con Dios.
Si lo que salió fue una oración por los perdidos, un clamor por las almas perdidas, un deseo ardiente por alcanzar a los que están sin Cristo, ¡usted recibió la manifestación del evangelismo! Empiece desde hoy a compartir su fe con los que le rodean, consiga recursos e involúcrese en esto.
Si su oración fue por la Palabra de Dios, de amor y devoción por las Escrituras, ¡usted recibió la manifestación del discipulado! Empiece desde hoy a estudiar con seriedad la Biblia, inscríbase a cursos, discipúlese en serio.
Si oró por los necesitados, y experimentó compasión por los pobres, las viudas, los huérfanos, los presos, los enfermos, etc. ¡usted recibió la manifestación del servicio! A partir de hoy involúcrese en un ministerio hacia ellos.
IMPORTANTE: Independientemente de la manifestación que reciba, además de empezar a ejercitarla, es de suma importancia que procure las demás evidencias, y en su tiempo a solas con Dios practique el recibir el bautismo en el Espíritu Santo, hasta haber experimentado todas y cada una de las manifestaciones del bautismo en el Espíritu Santo.
¡Tenemos toda la vida para crecer y desarrollar cada una de las siete áreas hasta alcanzar la plenitud del Espíritu!
Ahora, de las siete evidencias, la más común y sencilla es el hablar en lenguas, y es importante que todos experimentemos esto, porque Pablo por el Espíritu Santo dijo: 1Co 14:4-5 Es muy claro que Dios no quiere que nos quedemos con una sola experiencia. En este pasaje, exhorta a los corintios a no conformarse con hablar en lenguas, sino a experimentar los dones espirituales, la profecía, la interpretación, y más adelante habla de palabra de ciencia y de sabiduría.

D. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE HABLAR EN OTRAS LENGUAS? ¿Cuál es el propósito o beneficio del hablar en lenguajes que uno no comprende? La siguiente, es una lista breve de algunos de los beneficios de tener comunión con Dios en lenguajes dados por el Espíritu.
1. Es Una de las 7 Evidencias Bíblicas Del Bautismo En El Espíritu Santo. Hch 2:4; Hch 10:46; Hch 19:6.
2. Esa Es La Voluntad De Dios Para Nosotros
Dios dice a través de Pablo: 1Co 14:5. Pablo también dijo: 1Co 14:18. Note el énfasis íntimo: “Doy gracias a DIOS...”. El hablar a Dios en lenguajes del Espíritu, aumenta y fortalece la conciencia personal de las relaciones y comunión íntimas de uno con Dios. Pablo dio gracias a Dios por la: HABILIDAD de hablar en lenguas, ya que, esto sólo puede ser otorgado por Dios a través de Su Espíritu; el PRIVILEGIO de hablar en tales misterios sagrados e íntimos (1 Co 14:2); por la DISPONIBILIDAD de esas ricas bendiciones que en cualquier tiempo, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, una persona puede tener comunión íntima con Dios. Podemos orar, cantar, expresar nuestra gratitud, bendecir a Dios en el Espíritu, etc. Nuestra mente en ese tiempo está neutral (1 Co 14:14); así que, debemos sentirnos reposados, refrescados y edificados por este ejercicio espiritual.
3. Es Un Medio Terapéutico De Limpieza Y Liberación
En Ro 8:26 Pablo nos relata respecto a que una de nuestras debilidades humanas es que no siempre sabemos por qué cosas orar como deberíamos. Algunas veces estamos conscientes de que necesitamos ayuda, pero no entendemos qué realmente está mal ni cómo orar al respecto. No obstante, el Espíritu supera tal insuficiencia por nosotros. Él examina nuestros corazones, y descubre exactamente dónde estamos y qué nos hace falta. Él sabe, además, cuál es la “mente del Espíritu”: la voluntad de Dios para nosotros. Luego, comienza a orar por nosotros “según la voluntad de Dios”, llevándonos, de esa manera, a la armonía con tal voluntad. Él echa fuera todos los complejos, inhibiciones y pensamientos negativos que nos limitan, nos induce hacia todo lo que sea positivo, poderoso y hacia los propósitos buenos de Dios para nuestras vidas. Esa clase de súplica del Espíritu a nuestro favor, es uno de los medios más poderosos que él usa para la “renovación del espíritu de nuestra mente”.
4. Es Un Recurso De Edificación Personal
1Co 14:4; El vocablo “edificio” se deriva del término “edificar”. Edificar es fortificar, mantener firme o estable. Cuando hablamos en lenguas, aunque las palabras parezcan un misterio para nuestro intelecto humano, nos estamos edificando a nosotros mismos espiritualmente. Crecemos cada vez más fuertes cuando practicamos este don.
5. Es una esfera de íntima comunión espiritual con Dios
1 Co 14:2; El propósito principal de este ejercicio espiritual de hablar en lenguas, no es que hablemos para los hombres, sino para tener comunión con Dios. Al tener comunión con Dios de esta manera, somos libres de las limitaciones y restricciones de nuestra mente finita. No estamos restringidos a hablar únicamente de las cosas que hemos aprendido por nuestro intelecto. Somos liberados para hablar también de cosas que intuitivamente el Espíritu de Dios nos ha enseñado. Tenemos comunión con Dios acerca de las cosas profundas, cosas que aún siguen siendo misterios para nuestra mente finita. Esta es la profundidad de la comunión de la cual David habló: “Un abismo llama a otro...” (Sal 42:7). La profundidad de nuestro ser espiritual tiene comunión con las profundidades del ser de Dios, y viceversa.
6. Esto Nos Mantiene Conscientes De Que El Espíritu Santo Mora En Nuestro Interior. Cada vez que hablamos en lenguas, estamos inmediatamente conscientes del movimiento y actividad del Espíritu Santo dentro de nosotros. Nuestra conciencia íntima de que el Espíritu está dentro de nosotros aumenta a medida que continuamos en comunión con Dios en esas palabras que el Espíritu habla a través de nosotros. Somos canales o vehículos que el Espíritu utiliza para comunicar la adoración y alabanza al Padre.
7. Nos Permite Aprender A Confiar En Dios De Una Manera Más Completa. Desarrollarse en la vida del Espíritu es caminar en fe. Cada expresión en lenguas es un acto de fe. A medida que Dios comienza a llevarnos del reino o esfera de la edificación personal hacia la esfera de la edificación del cuerpo (1 Co 14:6), cada nueva fase es un paso nuevo de fe.
8. Es Una Liberación De Emoción Positiva
El Bautismo en el Espíritu no es una experiencia emocional; es una espiritual. Sin embargo, nuestras emociones responden inevitablemente a esta experiencia y se envuelven en ella. Nuestras emociones son frecuentemente tocadas por el Espíritu y le conferimos expresión por medio del estímulo del Espíritu. Esto no es algo nocivo o negativo. Por el contrario, es algo saludable y de beneficio. Demasiados cristianos procuran negar o suprimir (sofocar) completamente sus emociones, como si hubiera algo malo o pecaminoso acerca de la expresión emocional. Pero esto no debe ser así. Somos seres emocionales. Dios fue quien nos creó de esa manera. A fin de que podamos funcionar a plenitud, deberá haber expresión emocional de tiempo en tiempo. Cuando esa expresión es inducida y animada por el Espíritu dentro de nosotros, podemos estar seguros de que será la expresión emocional más saludable y agradable posible. De seguro que nos limpiará, libertará, fortalecerá y edificará. No sienta temor de ella; confiérale salida libre a tales expresiones. De seguro que estará más saludable y feliz de tal ejercicio.
9. Es Una Oportunidad Para “Dar Gracias” A Dios Aceptablemente. ¿Se ha sentido usted incapaz de expresar adecuadamente su gratitud y aprecio a Dios? ¿Parecen sus propias palabras demasiado débiles para expresar la reserva de gracias que siente en su interior? Entonces, he aquí la manera de hacerlo. Pablo dice que podemos “...bien dar gracias...” (1Co 14:17) por medio de expresar gratitud a Dios por el Espíritu en el lenguaje que Él nos dé. Al expresar las gracias de esta manera, usando el Don de Lenguas, es algo superior a cualquier cosa que nuestra mente humana pudiera pensar o decir. Esto irrumpe a través de nuestras limitaciones y ministra a Dios en el Espíritu (Jn 4:24).
10. Esto Lo Capacita A Uno A Orar “En El Espíritu”
1Co 14:15; Ro 8:26, 27; Jd 20.
11. Es Un Recurso De Reposo Y De Renovación
Is 28:11, 12; El tener comunión con Dios en lenguas es una experiencia muy tranquilizadora y refrescante. El cuerpo y la mente pueden reposar completamente. No tenemos que pensar lo que debemos decir después, ni cómo decirlo. El Espíritu fluye a través de nosotros en comunión perfecta con el Padre, y recibimos el beneficio de esa hermosa comunión. Es un tónico para el espíritu, alma y cuerpo.
12. Es Un Ministerio De Alabanza Y Adoración A Dios
Hch 2:11; Hch 10:46; Ef 5:19; Muy a menudo cuando hablamos en lenguas, el Espíritu está adorando, alabando y loando a Dios. El Espíritu está magnificando las obras maravillosas de Dios a través de nosotros. ¡Qué privilegio y gozo que Él pueda utilizar nuestros labios para pronunciar loores tan elevados a Dios!
13. Esto Incluye Cantar Cánticos En El Espíritu
1Co 14:15; Ef 5:19; Col 3:16.
14. Es Un Medio, Conforme A La Escritura, De mantener La Plenitud Del Espíritu. Ef 5:18, 19; El ministrar a Dios en otras lenguas es un medio válido de mantenerse llenos del Espíritu. Por consiguiente, debemos hacer esto diario y muchas veces al día.
15. Con Interpretación, Es Un Medio De Edificar A Otros
1Co 14:5b; Nuestra lengua personal, devocional o usada para la oración, es de edificación para el que la ejercita. Solamente la persona individual es edificada por su uso. No obstante, esa lengua puede ser una bendición para los demás si es interpretada. Así que, el que habla en lenguas debe orar también por su interpretación, a fin de que otros creyentes reciban edificación (1 Co 14:12, 13).
16. Es Una Llave Para Traer La Mente De Cristo Sobre Nuestra Mente (Stg 1:26, 3:1a) Santiago enseña que la lengua es el “centro de control” de un hombre. Es como el timón de un barco y como el freno en la boca de un caballo (Stg 1:26, 3:1-18). Cuando ofrecemos nuestro centro de control al Espíritu Santo, Él comienza a llevar nuestra conversación y conducta hacia el control de Cristo. Nuestro sometimiento al Espíritu Santo, tocante al don de lenguas, es como la liberación de las aguas dulces de la vida, las palabras de Dios. Por medio de usar este don regularmente, encontraremos fuerzas para resistir las conversaciones negativas y de crítica, lo que Santiago llama “aguas amargas” (Stg 3:11). Es un medio de producir la mente de Cristo en nosotros a fin de que podamos hablar únicamente aquellas cosas que sean útiles para nuestra propia edificación y para la de nuestros oidores (Ef 4:29). El hablar en lenguas purifica y renueva nuestra conversación (conducta) y forma de vida.

CUESTIONARIO a resolver
1. ¿Cuál es el segundo propósito del Espíritu al vivir en nuestro interior?
2. ¿Qué significa el término mortal?
3. ¿Cuál es la promesa de Romanos 8:11?
4. ¿Qué requisitos se deben cumplir para recibir el Bautismo en el Espíritu Santo?
5. ¿Qué significa renunciar?
6. ¿Quién es el que bautiza con el Espíritu?
7. ¿Cuál es la parte que nos corresponde cuando hablamos en lenguas?
8. ¿Cuál es la mente del Espíritu?
9. ¿Cuál es el propósito principal del ejercicio espiritual de hablar en lenguas?
10. ¿Cuándo es que el hablar en lenguas es un medio de edificar a otros?